Seguidores

sábado, 24 de junio de 2017

AJEDREZ A SOLAS

(A la memoria del hermano que no pude conocer)


En el llano tablero
aguarda la partida incompleta
anida la ira en los inmóviles ejércitos
se interroga el ancestral rito
en las despobladas casillas.
Mas del otro lado de la épica justa
sobre la esbelta silla
solo yace el largo y lo profundo
de una sentida ausencia.

En la tarde que no anochece
menos con certeza
que con fe remota
el jugador aterriza elocuente la mano
en la cresta de la primera pieza.
Rueda la jugada absurda
pero cesa el destino
pues vana es la espera
por el que ya ha partido.

Ni el brioso caballo ni el oblicuo alfil
ni el meditabundo rey ni la arrinconada torre
ni la arrebatada reina ni los suicidas peones
se sublevan por el ajedrez de parodia
de ese tácito contrincante
que solo juega
en la misma cabeza del pensante.

Se consuma entonces la fallida respuesta
el blanco ennegrece
en esquizofrénico giro
y no reprocha el embuste
que ha asumido.
¿Quién ganará la pretendida partida
el blanco usurpador
o el negro usurpado?

Incierto
al autor de este blanquinegro guion
otro puño lo domina
creer que ensaya una elección
en las minúsculas casillas
de su solitario albedrío.
Ay pero el dudoso azar
ya eligió por él
al perder el hermano suyo
la postrera partida de su vida.

Otrora al frágil peón
le enalteció la promesa
del oro de su destino
serás todas las cosas
en la última de las atravesadas líneas.
En sus invictos ojos
se le anticipaba el sol y las olas
el perro que brinca
y la cadena que lo guía
los dulces
y las sombras.
Pero el blanquinegro calendario
de los aciagos días
le reservó la jugada de la vida
serás por siempre peón
en las culposas sienes
de otro que por ti corona.

En la tarde que no anochece
declina la partida incompleta.
Acodado al borde del tablero
frente a la esbelta silla vacía
en la redundancia de sus pensamientos
el solitario jugador
medita la inaudita ironía
de ser el rey blanco y el rey negro
y quizá también
la íntima crueldad
de vencer
al que ya fue vencido.